viernes, 21 de noviembre de 2014

Capítulo 4: Reacción

Tardo varios segundos en reaccionar, y cuando lo hago, las palabras salen de mi atónita boca, como escupidas.
-¿Qué has dicho?
L me mira, sereno, ladea un poco la cabeza, como sin comprenderme.
-Está claro, que a partir de ahora, te ataré a mí hasta que asegure si eres o no Kira.-Y sonríe con inocencia.
Permanecemos ambos en silencio unos segundos, y asimilo lo que va a pasar ahora, mientras a mi mente vienen imágenes incómodas de lo que sucedería si realmente estuviéramos siempre juntos.
Siento el calor ascender a mis mejillas.
-Oh, Light, parece que no te gusta la idea...-me mira, entristecido.
-¡Pero cómo va a gustarme! Lo último que quiero es estar cerca de ti un segundo más.- La voz me tiembla… Algo dentro de mí me hace dudar de si lo que digo es verdad… o no.
L sonríe, intentando disimular su… ¿perversidad? Un escalofrío me recorre la columna.
-Tu comentario me hiere profundamente, querido Light… pero, todo sea por la ciencia, ¿no? Además, no creo que puedas impedirlo…-Y en menos de un segundo, coloca algo en mi muñeca, lo presiona, y suena un “clac”. Hace lo mismo en la suya.
Mierda. Unas esposas.
Separadas por una cuerda.
De… ¿un metro escaso?
-¿Pero qué es esto? ¿Un metro? Es que quieres que me tropiece contigo?
-No me importaría…-Me quedo atónito… y busco otro argumento para librarme de mi condena.
 -¿Es que no vamos a poder ni ir al lavabo separados?
L tarda unos segundos en contestar, segundos casi eternos en los que por nuestras mentes pasan imágenes de lo más… hm… comprometedoras.
-Me temo que tendremos que estar a esta distancia todo el tiempo.-Me susurra al oído, y casi siento su sonrisa en mi nuca.
Acto seguido, se cuelga la llave de las esposas de una cadenita al cuello, y la mete por su camisa.
No sé por qué, el color de mis mejillas no quiere bajar.
-Vamos, Light, seguro que al final no es tan malo…-Me empuja de la espalda suavemente, hacia la salida. Sus manos me queman en las lumbares, como si, en vez de empujarme, me estuviera acariciando…
Antes de abrir la puerta y salir de la habitación, L se pone detrás de mí, presionándome contra la puerta.
Durante un segundo, su cuerpo se pega al mío y lo roza con suavidad, desprendiendo un leve calor.
Y noto algo duro detrás de mí.
-De hecho, quizá pasemos un buen rato y todo…


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