martes, 27 de enero de 2015

Capítulo 6:Ayer no, hoy sí.


Me despierta un sonido agudo, un pitido constante y repetitivo. Ah, es una alarma, estupendo. Extiendo el brazo para apagarla, a tientas en medio de la noche, y mi mano choca con algo tibio, suave y duro. Lo palpo mejor, y de repente sé lo que es.  Es el hombro de L.

Aparto mi mano súbitamente y contengo la respiración, por miedo a haberle despertado. En la oscuridad, veo su rostro tranquilo, calmado, y me resulta hermoso. Extraño, pero hermoso.

De repente, sus ojos se abren y  se clavan en mí. Sonríe de forma siniestra, dejando entrever unos dientes blancos y afilados, lo que hace que se me asemeje a un depredador.

-Yo… eh, siento haberte despertado, la alarma se ha roto y ha empezado a sonar, y…

-La alarma funciona perfectamente, Light.- Dice, saboreando cada palabra. – Son las doce de la noche. Un nuevo día. Y quiero empezarlo contigo.

-Eh… mira, no entiendo nada, pero yo sólo quiero dormir un poco más… -digo, tanteando para intentar hacerme con la situación, que siento que se me va de las manos a medida que los ojos de L se oscurecen y se llenan de... de algo tenebroso.

Hago un amago de girarme y darle la espalda, para volver a dormirme, pero su mano atrapa mi brazo firmemente, y me coloca boca arriba. Se coloca encima de mí, sentado, y saca algo de debajo de la almohada. No lo distingo, pero antes de que me dé tiempo a quejarme, tapa mi boca con él, con lo que resulta ser cinta adhesiva. Es entonces cuando mi miedo se desata, e intento gritar, pero todo el aire de mis pulmones queda ahogado tras la cinta, convertido en un impotente murmullo. Intento desestabilizarle, derribarle y salir de ahí por patas, pero él es más rápido, y sorprendentemente fuerte. Con unos breves movimientos, ata mis muñecas a la cabecera de la cama, dejando mi cuerpo totalmente expuesto, débil y vulnerable. Entonces, apoya su mano en mi pecho y se agacha hacia mí. Veo mi terror reflejado en su perversión, y sé que él la disfruta.

-¿Dices algo, Light? …. Oh, vamos, no seas tan aguafiestas. He visto el deseo en tus ojos. Me lo llevas pidiendo desde que llegaste, con cada mirada, con cada roce… hm… Light.  No sabes cuántas ganas tenía de tenerte ante mí, así, tan vulnerable, oh….
Se detiene un momento a disfrutar de mi estupefacción, y una sonrisa de auténtico placer asciende a sus ojos, mientras comienza a acariciar mi cuerpo, bajando sus manos por mi espalda, provocándome un escalofrío.

-Por fin ha llegado nuestro momento, Light. –Dice con su voz grave, seductora y ronca por el deseo.

Entonces, agacha la cabeza hacia mí, y me mira unos segundos, a milímetros de mi rostro. Durante un momento pienso, ansío, y temo que me bese, y veo los mismos sentimientos contradictorios en sus ojos, pero pronto los sacude de su mirada, y comienza a besarme, pero en el cuello, desvelando mi punto débil. Siento su aliento por mi nuca, sus mordiscos cálidos y húmedos por mi clavícula y se me eriza la piel. Intento evitar sus labios, removerme, esconderme de él y su perversión, pero solo consigo aumentar un deseo que empieza a nacer dentro de mí, un calor que pide… que siga…

Se me escapa un gemido furtivo mientras levanto la barbilla y cierro los ojos, y se me arquea la espalda, e intento doblar los brazos, que siguen atados a la cama.

Él se detiene, me mira y sonríe, y  durante un momento es un chico inocente, con la ilusión de haber conseguido algo que deseaba, de tener lo que al fin merece…

Y vuelve el depredador.

Sin pedirme permiso, comienza a bajar sus besos, por mi pecho, mi estómago, y… y más abajo…

-Ah….-se me oye a través de la cinta. –Cierro los ojos con fuerza, deseando y temiendo que siga bajando sus besos.

L me mira desde abajo y me sonríe. Asiente. Y sé lo que va a hacer.

Joder, L, joder.

Y empieza.

Al principio es suave, como meciéndome, mientras mi cuerpo va perdiendo el control en movimientos involuntarios. Mi cadera se adapta a su ritmo, se mece, y mi cuerpo con él. Arrugo la frente y maldigo, maldigo a todo esto. A él, a sus ojos perversos, a sus labios expertos y a mí por sucumbir a su placer.
Poco a poco va aumentando el ritmo, la velocidad y la dureza, obligándome a sentir,  y yo siento que me acerco al abismo, que estoy a punto de lanzarme a la oscuridad. Sus movimientos me lideran, me guían, cada vez más violentos, más rápidos, entre el sudor de su piel y la mía rozándose y su aliento en mi cuerpo.

Joder, L… No.

-Sí…-suplico, anhelo.-Vamos, L…. Ah…-L!!!!

L me mira, y da el último empujón, y con él, caigo en un torbellino de sensaciones, en el orgasmo más fuerte de mi vida.

Después, sólo veo su sonrisa. Dulce, embriagadora, y me duermo.


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