sábado, 10 de mayo de 2014

Romance.

Buenos días amigos. :) Sé que hace mucho que no escribo, y que cada vez que lo hago digo lo mismo: que lo siento, que no he podido... Pero bueno, es la verdad. Esta vez os traigo un romance que estoy haciendo para un trabajo sobre mi pueblo. Narra una leyenda de la que ya casi no se acordaba nadie, y mi padre y yo queríamos rescatarla, para que no cayera en el olvido, ya que sería una lástima perder esta y cualquier leyenda. Y yo, como enamorada de las leyendas y de los romances que soy, he escrito este romance sobre esa leyenda, que aún no tiene nombre, espero que os guste.


Prestad atención y oíd,
La historia que aquí se narra
De un rey moro enamorado
De mujer altiva y vana.
Estos muros son testigos,
De afrenta cruel y amarga.
Corrían tiempos de paz
En las tierras castellanas.
Llegóse al castillo un día,
El rey moro de las taifas
Pidióle al rey castellano
Que le prestase posada
A él y todos sus hombres,
Que hacia Granada marchaban.
Fue noche de luna llena,
Noche clara y estrellada,
Cuando el rey moro la vio
Asomada a una ventana.
Sus manos, dos azucenas.
Sus ojos, dos esmeraldas.
Su pelo, oro bruñido,
Caía sobre su espalda.
El dardo del dios Amor
En su pecho se clavaba
Contemplando a la princesa,
Bajo hermosa luz de plata.
Vente conmigo, mi dueña,
Vente conmigo a Granada,
Que mi reino nazarí
Es la perla musulmana.
Allí vivirás dichosa,
Y libre de todo mal.
Perfumarás tus cabellos
Con aromas de azahar.
Te servirán cien doncellas,
Con túnicas de azafrán.
EL néctar de dulces frutas
En copas de fino cristal.
Y refrescarán tus labios,
Tus labios de fino coral,
Aguas de Sierra Nevada,
Del más puro manantial.
Contestóle así la dueña,
De este modo le fue a hablar;
“Para casarte conmigo
Non te basta el platicar.
Que mi amor es prenda cara,
Pues tal es mi dignidad.
Si porfías en tu empeño,
Una empresa cumplirás.
Solo una tarea te pido,
Solo una, nada más:
Trae el agua a mi castillo
Desde el fresco manantial.
Una condición te pongo,
Que has de cumplir, no más.
Que antes de que el sol asome,
Por su ancho ventanal,
La obra estará acabada,
Y el agua vida dará
A este mi jardín florido,
Que es mi alivio y mi solaz.”
El rey, preso en amores,
al punto va a convocar
los mejores arquitectos
de Granada et cristiandad.
Miles de obreros llegaron
Para la obra acabar.
“dejad que ponga una piedra”
Se les oía gritar,
Tal era la muchedumbre
Que reunida era ya.
El sol levantó su frente,
Y al punto se oye sonar
Una fuente de agua clara,
Que inunda el jardín real,
Y abastece los aljibes
Con rebosante caudal.
Despertóse entonces ella,
Oyendo el agua cantar,
Y asomada de la torre
Al rey moro fue a encontrar
“terminada es tu obra
Et tu deseo verdad.
Cumple ahora tu promesa
 y en granada me has de amar”.
Viéndose ella en tierra mora,
Por su orgullo y vanidad,
Arrojóse de la torre,
Bien oiréis lo que dirá:
No seré yo mora cautiva.
Mejor muerta en cristiandad.
Llora el moro amargamente,
No cesaba de llorar
Y sus lágrimas amargas

Lleva el río hacia la mar.

                                                Elena Cejuela.

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